Puxedo, la esencia de la tradición con aires contemporáneos
Yo soy Jesús Rodríguez, presidente de la Asociación de Veciños de Puxedo, una asociación sin ánimo de lucro que nació en el año 2008 para intentar revertir el abandono
que sufría el pueblo después de décadas de emigración, falta de oportunidades y resignación de los vecinos ante un futuro que ya estaba escrito: el fin del pueblo en menos de veinte años cuando muriesen o lo abandonasen los últimos residentes.
Ante esa realidad, varias personas que nacimos, crecimos, formamos una familia y trabajamos o vivimos de forma permanente en el pueblo decidimos organizarnos y, con pocos medios, pero mucha ilusión, trazamos un ambicioso plan de recuperación integral de la aldea; que pese al abandono todavía poseía un extraordinario patrimonio cultural aún recuperable si se actuaba de manera inmediata y bajo criterios de restauración adecuados.
Comenzamos por la rehabilitación del retablo y la capilla de San Antonio en el año 2010 y, una vez conseguido, ya no paramos. A continuación adquirimos un inmueble y lo acondicionamos como centro social donde llevar a cabo nuestras reuniones y la programación cultural, rehabilitamos las cuatro eiras de mallar enlosadas, los hórreos que estaban en peor estado, un total de 10 molinos de agua en el Río Mao y el horno; que ante la inexistencia del original que había sido vendido por los vecinos en la década de los sesenta para obtener fondos para hacer la carretera hasta el pueblo, fue donado un horno de piedra por parte de un vecino e instalado en una antigua cuadra que se convirtió en el nuevo horno de pan comunitario.
Con todo este patrimonio creamos la ruta etnográfica del ciclo del pan, que junto con el centro de interpretación, conforman el Ecomuseo del Pan del Xurés, un museo al aire libre donde los visitantes pueden conocer las distintas fases del ciclo tradicional de elaboración del pan junto con los elementos etnográficos asociados a cada una de ellas (eiras de mallar, hórreos, molinos de agua y horno); apoyados por paneles explicativos y con los murales en graffiti de Mon Devane de fondo donde se representan esas tareas.
Junto al Ecomuseo del Pan, hemos acometido otros proyectos como la recopilación entre los vecinos de antiguos aperos, útiles y herramientas para crear el centro de los oficios del Xurés, con exposiciones del tejido de lino, la labranza, la carpintería y la herrería. También recuperamos una antigua bodega con su lagar de vino donde se pueden conocer las distintas variedades cultivadas históricamente en la zona y los métodos de elaboración del vino y aguardientes. Con el objetivo de poner en valor los productos locales de la zona recuperamos un pajar en ruinas donde ubicamos una muestra de los más representativos: los embutidos de cerdo, el aceite, las mermeladas, la castaña y la miel.
Con la colaboración de distintas administraciones públicas hemos recuperado las calles y distintos espacios de encuentro vecinal sustituyendo los pavimentos de asfalto no acordes con el entorno por lastro de granito, piedra u hormigón desactivado; así como las fuentes vecinales, antiguos alpendres o muros de piedra de cachotería.
Junto a la rehabilitación de nuestro patrimonio y de los espacios públicos, también hemos llevado a cabo su dinamización con múltiples actividades culturales y festivas a lo largo del año; como pueden ser las fiestas de San Antonio y su cerdo “al espeto”, los magostos, el cocido de Santa Lucía, las jornadas de pintura rápida al aire libre donde vienen artistas de todo el país a pintar cuadros con escenas cotidianas del pueblo y después quedan expuestos en el centro social hasta el encuentro del año siguiente, los “fiadeiros de contos” con los más conocidos cuentacuentos del país, jornadas de folclore, exposiciones de oficios tradicionales, feria de productos locales y las jornadas etnográficas del ciclo del pan donde los propios vecinos recrean todas las fases (siembra, siega, malla, molienda y hornada).
Actualmente continuamos con nuestra hoja de ruta, porque, aunque el trabajo realizado fue mucho, todavía tenemos muchos proyectos por delante para concluir la rehabilitación integral del pueblo no solo en la parte pública, que era el objetivo inicialmente marcado, sino también en la privada. En este sentido, es de resaltar que en los últimos años hemos recibido una docena de nuevos vecinos que compraron y restauraron casas abandonadas para su uso particular y otros tres que rehabilitaron un total de cinco viviendas con 30 plazas para alojamiento turístico con los que dar servicio a los más de 2.000 visitantes que recibimos cada año. Asimismo, los vecinos están muy concienciados con la eliminación del feísmo arquitectónico en sus propiedades, habiendo ejecutado más de 50 proyectos en los últimos tres años para recubrir cubiertas de chapa de fibrocemento con teja cerámica curva, revestir fachadas de ladrillo o bloque de hormigón a la vista, limpiar fachadas de piedra de mampostería o recuperar muros de cierre de piedra de cachotería.
Después de 14 años de intenso trabajo, hemos
visto que el esfuerzo ha merecido la pena, que frente al fatalismo y la resignación de hace una década hemos recuperado la ilusión y el orgullo como pueblo; un pueblo con los servicios y las infraestructuras del siglo XXI, pero el alma de sus orígenes como pueblo agrícola y ganadero; un pueblo que como el roble centenario de su plaza crece con las raíces bien asentadas en la tierra y una enorme copa que cobija a todos los que quieran visitarlo.
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Nuestros datos
- Jesús Rodríguez Rodríguez
- Concello de Lobios
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